Por Michelle Alexandra Chalico, alumna de Creación Literaria, UACM SLT.
@michelleachf
Hoy
quiero escribir sobre el autismo y la discriminación, pude haberlo
hecho el dos de abril para sumarme a toda la gente que dio su opinión
sobre los trastornos del espectro autista; pero como ya sabrán pasó
esa fecha y si aun así escribo este texto es porque (con todo
respeto para quienes vistieron de azul y/o hablaron, escribieron,
pensaron o hicieron cualquier otra cosa para demostrar que pueden ser
solidarios) para mí esto se debe recordar todos los días puesto que
no veo que las personas con autismo lo tengan sólo el dos de abril.
Y
sí, han leído bien; en el párrafo anterior escribí, entre los
paréntesis, "demostrar" y no "mostrar" dado que
me parece evidente que sus significados son disímiles, en especial
cuando nos referimos a este tema. Desde mi perspectiva, alguien que
recuerda ser solidario sólo un día no está mostrando su
solidaridad sino demostrando que puede tenerla y que por alguna
extraña razón, la olvida el resto del año. Así que esto que
escribo, no lo hago para hacer sentir ridículos a los que apoyan,
sino para hacer reflexionar a los que sólo lo hacen un día al año
y a los que no lo hacen.
Muchos
seguro se preguntan cómo pueden apoyar a quienes tienen autismo si
no conviven muy seguido con ellos, y yo creo que la mejor manera de
ayudar es informarse. Es un infortunio que la mayoría de la gente no
sepa qué son los trastornos del espectro autista; lo es porque es
esa razón la que nos lleva a la exclusión parcial o total de parte
de muchos individuos en la sociedad para quienes lo tienen. Mas nos
queda la esperanza de que si decidimos leer más sobre el tema y
compartimos la información, podremos mejorar la vida no sólo de
quien tiene autismo sino la propia y hasta la social porque no
encontraremos nada que nos haga sentir tan felices como el saber que
hemos puesto un grano de arena para que la discriminación, de la que
tanto nos quejamos, desparezca.
La
discriminación, en general, es como un monstruo gigante, y la que se
produce hacia quienes tienen trastorno del espectro autista no es más
que una parte del "cuerpo" de éste. Es un hecho: si
nosotros lo atacamos incluyendo a las personas con autismo en la
sociedad, le haríamos una herida de muerte y el monstruo no tardaría
en fenecer porque quizá alguien decida hacer lo mismo con el resto
de su cuerpo.
Para
quien se quiera comprometer más con esto, o para quien antes no se
sentía interesado en el tema y ahora sí (espero que lo último le
haya pasado a la mayoría de las personas a las que éste les parecía
indiferente), hago una cordial invitación a que lean "El
curioso incidente del perro a medianoche" la novela que estoy
leyendo ahora y que es de la autoría de M.Haddon, un escritor
inglés, y nos narra la vida de un adolescente con Asperger, uno de
los dos tipos de trastornos del espectro autista, y se darán cuenta
de que en realidad lo que conocemos de esto es poco comparado con lo
que en verdad es.
Sobre
todo, notarán que las personas muchas veces no padecen los
trastornos tanto como la discriminación porque es ésta la que más
los hace sufrir; y que si tomamos en cuenta que la discriminación no
se produce sola sino con nuestros actos o nuestras omisiones,
entonces, ¿quiénes somos para hacer menos a alguien sólo por haber
desarrollado algo que nosotros no?, ¿quiénes somos para no hacer
nada cuando vemos a una persona haciendo a un lado a otra sólo por
tener esta condición?
A
estas alturas del partido, no hacer nada para evitar significa lo
mismo que hacerlo todo para provocar; es decir, no mover ni un dedo,
no pronunciar palabra alguna o no expresar inconformidad cuando vemos
que tratan mal a alguien que tiene autismo o Asperger es como si
nosotros fuéramos quienes los humillan. La violencia no es necesaria
en ningún caso, sería una estulticia querer frenar los actos
violentos de los que son víctimas las personas con autismo
permitiendo el uso de golpes, malas palabras o gritos; pero sería de
una gran inteligencia resolver ese problema con la información y
empezando por aceptar que ninguna persona, no importa cómo y quién
sea, es un objeto que uno puede decidir si se incluye o se excluye en
la sociedad porque la inclusión no es una elección es una
obligación, un asunto de todos y más que cualquier otra cosa es la
única manera de mostrar la solidaridad cuando ésta no es una
falacia creada para quedar bien con la gente.
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